domingo, 14 de enero de 2024

Qué buscais?

 «Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»

“¡Este es el Cordero de Dios!” Es una exclamación que, cuando vamos a Misa, la decimos cada día. Pero ¿qué significa para nosotros que la Eucaristía es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo? Porque al estar justo frente a Él, como lo estuvieron los discípulos aquel día, podría preguntarnos, también a nosotros: ¿Qué buscáis?
¿Qué buscamos cuando vamos a Misa? Porque, muchas veces, vamos a Misa pero no estamos en Misa. Otras tantas vamos por obligación o para cumplir. Otras ni tan siquiera nos preparamos para llegar más temprano, para hacer silencio antes de comenzar, o, incluso, hacer silencio al finalizar para poder dar Gracias por lo recibido.
Y, creo, que ahí estaría la respuesta a la pregunta de Jesús: ¿por qué vamos a la misa? ¿Por qué comulgamos? E, incluso, ¿por qué no comulgamos en la misa?
Creo que, muchos de nosotros, hemos caído en la rutina de ir a misa, y ese es el problema de nuestra vida cristiana: vamos a misa. ¿Cómo? Sí, nos hemos acostumbrado a ir a escuchar misa, pero no pensamos que “vamos” al Encuentro de Nuestro Dios y Señor, del Amor de los Amores, de Aquél que se entregó en la Cruz para darme su Vida.
Que en la celebración de la Eucaristía Él nos habla por medio de la Palabra de Su Padre y de su misma Palabra, que nos reconcilia con el Padre y con nuestros hermanos por el pedido de perdón de nuestros pecados, y, finalmente nos alimenta con Su Propia Vida en la Eucaristía.
Si pudiéramos cambiar nuestra manera y forma de mirar lo que celebramos, y pensar que es un Encuentro con el Señor y nuestros hermanos, entonces, quizás, podríamos responder a la pregunta de Jesús: ¿Qué buscáis?
¿Buscamos Su Palabra? ¿Buscamos el perdón? ¿Buscamos Su Gracia? ¿Buscamos al hermano para pedir perdón o para perdonarlo? ¿Buscamos al Señor para escucharlo? ¿Buscamos al Espíritu que nos oriente con la Palabra para abrir nuestros ojos a Su Voluntad?
¡Cuántas preguntas que nos puede hacer el Señor!
Y ¡cuántas respuestas pueden salir de nuestro corazón si dejamos que su Luz penetre en él. Por eso, no vayamos a misa por rutina o compromiso, vayamos al Encuentro del Señor, como fueron los discípulos de Juan.

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