martes, 2 de enero de 2024

Permanecer en Cristo

"En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre; y esta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna".
San Juan le habla a una comunidad que recién ha sido evangelizada y que, seguramente, tiene en su corazón y en su mente las palabras que él mismo les ha dicho y enseñado sobre Jesús. Sin embargo, enseguida que Juan a terminado de hablarles han surgido otros que han tenido otras versiones de la fe y, seguramente, algunos han comenzado a dudar de las palabras de Juan, o no han dudado pero sí han creído en otras versiones.
Eso mismo pasa en estos tiempos, aunque, si lo pensamos bien no siempre hemos escuchado atentamente las Palabras del Señor, sino que nos han entrado por una oreja y nos han salido por otra. O, en algunos casos, después de nuestra Primera Comunión no hemos vuelto a abrir la Biblia para dejar que el Señor nos hable.
Aunque, pensándolo bien hay quienes siguen escuchando y leyendo las Sagradas Escrituras pero se dejan influir, también, por otras tradiciones o por otras religiones que parecen que son mejores (o más fáciles) que la nuestra. Pero, por las dudas siguen con las dos velas encendidas.
Y, ¿nos hemos preguntado el por qué San Juan insiste en que permanezcamos en Cristo?
Primero, y lo fundamental, es porque sólo Cristo nos ha prometido la vida eterna. Pero es algo que no muchos pensamos. No pensamos en alcanzar la vida eterna y por eso creemos que esta vida es la eterna, y sólo vivimos para vivir esta vida. Y eso lo vemos a diario, porque no aceptamos las verdades y las exigencias del evangelio, sino que queremos un cristianismo a nuestra medida y a la medida que nos exige el Príncipe de este mundo, y no a la medida en que nos exige nuestro Dios y Señor.
Segundo, porque permanecer en Cristo es vivir en Cristo sin agregarle nada diferente a lo que ha vivido: la Voluntad de Dios, porque si al Evangelio le agregamos Buda, Tibet, Tarot, Reiki, Pirámides, Piedras, y tantos otros dioses que no son nuestro Dios y Señor, entonces estamos engaños a los que creen que somos cristianos, y estamos diciendo, con nuestra incoherencia, que ser cristiano no sirve para alcanzar la vida eterna, y, en lugar de ser luz, somos tiniebla, y en lugar de ser verdad somos mentira.

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