domingo, 28 de mayo de 2023

¡Ven Espíritu Santo!

«Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Pentecostés, un día importante para nuestra Iglesia, pero que, generalmente, pasa desapercibido para todos nosotros. El gran día en que El Señor nos envió El Espíritu Santo para abrir las Puertas de la Vida a todo el mundo. Un día en el que nos envió Su Espíritu para hacernos salir de nuestra zona de confort y anunciar con alegría la Vida Nueva del Evangelio. Un día en el que El Espíritu vuelve a soplar intensamente sobre todos nosotros para quemar el pecado y, con sus 7 Dones, encender nuestro Amor a Dios y a los hermanos, para poder decirles con todo el corazón y con la vida ¡Jesús Vive! y es ¡nuestra Vida! ¡es el sentido de nuestra vida!
Por eso y por muchas más cosas en este día se celebra la vida desde la Acción Católica y el Apostolado Seglar, porque sois vosotros, junto a la Iglesia jerárquica, quienes llevan la pasión del Amor por el Evangelio al mundo. Cada uno de vosotros, los seglares, los laicos son quienes llevan a la familia, al trabajo, a la escuela, al instituto, a la universidad, al mercado y a la peluquería, y a todos los lugares donde van cada día, el mensaje de salvación de que Dios nos ama y nos ha dado una Vida Nueva con su muerte y resurrección.
Es cada uno de vosotros, los ungidos por Cristo, con el sacerdocio real de los fieles, quienes ofrecen sus vidas para que todos tengan vida. Sois vosotros quienes, alimentados con el Pan Palabra y el Pan de la Eucaristía, recorren las calles del mundo para llevar a los hombres la Gracia de la Vida, la Gracia de la Verdad y mostrar con la vida cotidiana el Camino que nos conduce hacia el Padre.
Y, todo eso lo hacemos juntos: fieles laicos y sacerdotes y religiosos y consagrados a Dios, porque todos somos parte del Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia, y todos “juntos anunciamos lo que vivimos”, o, mejor dicho, lo que, con la Gracia del Espíritu Santo intentamos vivir cada día: el deseo del Padre de que seamos santos como Él es santo. ¡¡¡Ven Espíritu Santo!!! y llena nuestros corazones con el fuego de tu Amor.

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