martes, 9 de mayo de 2023

Os doy la paz

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde".
La paz es lo que siempre estamos buscando: tener paz en el corazón, en el alma, en el cuerpo, en la vida. Claro que el concepto de paz que nosotros tenemos o queremos es la paz de la tranquilidad, de no tener nada que hacer o nada de qué preocuparnos. Y, el concepto de Jesús no es el mismo, o no casi, porque la Paz que nos da Dios es la Paz que nace de aquél que vive de acuerdo a Su Voluntad. Y, hacer la Voluntad de Dios, lo primero que hace no es darnos paz, sino guerra. Sí, hace que entremos en guerra entre el mundo y el espíritu, entre la carne y el espíritu, como dice Pablo: un combate que, al principio, no nos da paz sino un deseo de búsqueda que no nos deja quietos interiormente. Y que, después, quizás, tampoco nos deje tranquilo exteriormente, sino miremos lo que dice los Hechos:
"En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándole por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.
Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios".
Pablo y los apóstoles exhortaban a las comunidades y los animaban a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. Y eso es lo que ninguno de nosotros quiere vivir. ¡No queremos pasar por tribulaciones!
Claro es que, para muchos, las tribulaciones no serán las persecuciones que sufrieron los primeros cristianos, o las que sufren en algunos países en estos días, sino que serán tribulaciones interiores pues no siempre queremos hacer la Voluntad de Dios, pero sabemos que si no la hacemos no encontraremos la paz que buscamos. Cuando hemos tenido la experiencia de encontrarnos, verdadera y realmente con Dios, nuestro corazón se inquieta, como dice San Agustín, se inquieta hasta que no descanse en Él.
Así, descansar en Dios, encontrar la Paz en Dios es estar en una permanente búsqueda de Su Voluntad y en un desafío constante para poder vivirla, para llevar a la práctica, enfrentarnos al combate entre lo que debemos hacer según el Evangelio y lo que queremos hacer según el mundo. Cuando logremos vencer al mundo, ahí sí encontraremos la Verdadera Paz que sólo da el Espíritu a aquellos que viven en Él.

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