«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo".
Siempre ha habido, y hay, en las comunidades, ya sean civiles, familiares, o eclesiales, aquellos que decretan sus propias leyes y siembran, de ese modo, confusión entre la gente. Así fue como surgió el Primer Concilio de Jerusalen, y, también, como siempre que Dios escribe derecho en renglones torcidos, saco el bien del mal sembrado. Y, sobre todo, nos ayuda a comprender que no siempre debemos escuchar a aquellos que dicen lo que queremos escuchar, sino que debemos prestar oídos a la Palabra de Dios que es la única que nos trae Verdad a nuestra vida.
Hace unos días ponía en Instagram una frase del Obispo Fulton Sheen: "la Iglesia nunca se ha adaptado a los tiempos en que ha vivido, porque de haberlo hecho habría perecido con ellos".
Muchos, como en aquella época, y como en todas, han querido que la Iglesia se adaptara a los tiempos que van surgiendo, pero, Gracias a Dios, todavía no hemos tenido nadie dentro de la Iglesia que lo hiciera, porque los tiempos, como el viento de cada día, cambian constantemente, y la Iglesia está fundada sobre el sólido fundamento de Cristo, que es la Roca, y los apóstoles y sus sucesores, con la Gracia del Espíritu Santo, la han podido mantener firme (aunque no sin grandes sacudones)
Por eso mismo, cuando se reunieron en Jerusalen los apóstoles no lo hicieron por voluntad propia, sino movidos por el Espíritu, y así pudieron decir: "Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables", y eso es algo que los católicos mundanos no comprenden, que es el Espíritu Santo a quien tenemos que abrir el corazón para que nos vaya ayudando, constantemente, a vivir de acuerdo a la Voluntad de Dios y no de acuerdo a los vientos del mundo.
Porque, no hemos sido nosotros quienes hemos elegido el Camino, sino que: "No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca". Y el fruto será permanente si está unido a la Vid Verdadera, y no a los malos retoños que surgen del mundo.
viernes, 12 de mayo de 2023
El Espíritu Santo y nosotros...
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