sábado, 29 de julio de 2023

Acción y contemplación

A Santa Marta la recordamos, generalmente, por aquél momento en que le reprocha a Jesús que María, su hermana, no hacía nada en la casa mientras ella estaba haciéndolo todo, y Jesús le responde: "Marta, Marta, te inquietas y te afanas por muchas cosas, María ha elegido la mejor parte y no le será quitada". Quizás, después de esas palabras Marta encontró, también, la mejor parte y, seguramente, no dejó de hacer, también, las cosas de la casa. Exacto, porque no son incompatibles la acción con la contemplación.
Y en el evangelio de hoy vemos cómo Marta ha dado un gran testimonio de fe que nos sirve para nuestra vida:
"Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará».
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día».
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».
Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
El gran testimonio de fe hacia Jesús lo dieron, según el evangelio, pocas personas y a pocas personas le reveló, Jesús, directamente quién era. Y eso nos ayuda a nosotros a no dudar de en Quién creemos, ni tampoco a saber el destino de los que mueren en el Señor.
Marta nos ayuda a entender que los que mueren no van a un lugar desconocido, sino que resucitan en Cristo a la Vida Nueva en el Reino de los Cielos, y esa es nuestra Fe, es nuestro Consuelo y nuestra Esperanza. ¿Por qué dicen algunos "en el lugar en que estés"? ¿No crees en que Cristo es la Resurrección y la Vida? ¿No crees en el Reino de los Cielos? ¿No crees que en la Casa del Padre hay muchas moradas y que Él ha ido a prepararnos un lugar? ¿No crees que un día volveremos, por la Gracia de Dios y nuestra perseverancia, a encontrarnos todos juntos en la Casa Paterna?
Marta nos ayuda a descubrir el gran valor de la contemplación en la vida cotidiana, porque nuestra vida (cada uno en su propia vocación o llamado: laico, religioso o sacerdote) tenemos un estilo propio de contemplación. Y, cada uno, debe vivirlo de una forma constante y continua para que la Fe siga madurando. ¿Cómo? Por medio de la oración, la reflexión de la palabra, la vida sacramental ¡hay tantos medios de madurar en la fe! y que muchas veces no los usamos, que llegamos a ser, finalmente, cristianos mediocres que no testimoniamos con nuestra vida la Vida que Jesús nos regaló.

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