"En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él".
En aquél tiempo y en este tiempo Jesús sigue eligiendo discípulos para ir y anunciar el Evangelio. ¿Cuándo nos elige? Cuando el agua del bautismo cae sobre nuestras cabezas es cuando nos elige, nos consagra, y nos envía al mundo para, después de haber sido instruidos en Su Palabra, por medio de los padres y padrinos, poder anunciar lo que vivimos con la alegría de sabernos hijos de Dios.
Claro está que, en estos tiempos que vivimos, no siempre los padres y padrinos asumen la misión de educar a sus hijos y ahijados en lo que han recibido: la fe en Cristo, la vida nueva en Cristo, la misión que nos da Cristo. ¿Por qué? Porque tampoco ellos saben cuál es la misión a la que Cristo nos envía, y sobre todo, cuál es la misión de los padres y padrinos.
"Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies".
Por que dentro de esa misión, también, está el detalle de formarnos en la disponibilidad para ser misioneros, para entregar nuestras vidas en una consagración especial al Señor: sacerdotes, consagrados, religiosos. Porque no sólo con sacerdotes y religiosos los de las otras familias y no de la nuestra, sino que todos los bautizados estamos llamados, y algunos elegidos para una misión particular y especial, y no por virtud nuestra, sino por Gracia de Dios.
"¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino".
Y, fijaos que no es una sugerencia de Cristo el salir a misionar, sino que es una imperativo de Jesús: "¡Poneos en camino!". Sí, no hay tiempo para perder, sino que hay que ponerse en camino ya, o, mejor dicho, ayer, porque el Príncipe de este mundo es más hábil que nosotros y él ya ha empezado su misión de querer acabar con la fe de las personas, con querer acabar con la Iglesia y con todos sus hijos, de querer, en una palabra, destruir la hermosa Obra de Dios que son los renacidos por el bautismo.
¿Estaremos dispuestos a dejarnos conducir por el Espíritu de Dios para llevar la Luz de la Fe a todos cuanto nos encontremos?
martes, 14 de febrero de 2023
Poneos en camino!
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