viernes, 10 de febrero de 2023

La serpiente sigue susurrando

"La serpiente replicó a la mujer:
«No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal».
El mayor engaño que descubrió el escritor sagrado y que Dios nos lo mostró en Su Palabra, es el engaño que sigue persistiendo hoy en día en todo el mundo: "seréis como dios", y encima el hombre se lo cree, porque eso es lo que queremos: ser dios, no depender de un dios fuera de nosotros, y, sobre todo, no depender de un dios que no nos deja hacer nada, sino que nos prohíbe todo lo que, instintivamente, queremos hacer.
Por eso, poco a poco, el hombre fue quitando a Dios del medio de su vida, dejándose atraer por aquél susurro de la serpiente, que como las sirenas marinas de las fábulas, con un canto suave y persuasivo sigue convenciendo de que todo vale, que el hombre es el mejor artífice de los valores humanos y que, de acuerdo al tiempo en que vive, todo puede cambiar según el arbitrio de unos pocos que se dicen grandes pensadores y salvadores del ser humano.
Gracias a Dios, a quienes con los oídos tapados por la Gracia de Dios no se dejan cautivar por ese susurro maligno, sino que abren sus corazones a la Voz del que es el Verdadero Salvador, nuestro Dios y Señor, y que, conociéndolo saben que Su Ley, que Su Voluntad es el mejor Camino para alcanzar la perfección de la Vida, y, sobre todo, poder vivir un libertad plena pues nos ayuda a dignificar nuestro ser humano, y no, como las ideología contemporáneas, que denigran, cada vez, más al varón y a la mujer, haciéndonos pensar que eso es lo mejor.
Las nuevas corrientes ideológicas van haciéndole perder al hombre, varón y mujer, el horizonte de sus vidas, creándoles así una nueva forma de vivir donde todo da igual, donde nadie es nadie, y todos pueden ser todo. Donde las tinieblas cubren la verdad del hombre, las ideologías le permiten poner un "nuevo cartel" sobre su dignidad que le hacen decir lo que quieren y así, confundido y engañados, van detrás de dios que los lleva a la deshumanización de sí mismos.
Por eso el Señor como al hombre del evangelio quiere abrirnos los oídos y la lengua para que aprendamos a escuchar cuál es la Verdad a la que, verdaderamente, aspira el ser humano y podamos proclamar y anunciar el verdadero Camino a la Vida, a la Vida que dignifica y da plenitud a nuestra vida.

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