domingo, 3 de marzo de 2024

Nuestra locura

"Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados -judíos o griegos-, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios."
San Pablo le habla a los Corintios, pero, como siempre lo sabemos, como es Palabra de Dios, también nos habla a nosotros. Nosotros ¿qué es lo que le pedimos a Jesús? Muchas veces le pedimos signos, milagros: queremos esto, lo otro, lo de más allá, pero son pocas las veces que le pedimos que se haga Su Voluntad en mí.
Los judíos le pedían signos para no creer, porque no hay peor ciego que el que no quiere ver, y ya habían tenido muchos signos y milagros de parte de Jesús para demostrarles que Él era el Hijo de Dios, el Mesías, pero no les bastaban porque no les daba el "signo" que ellos querían. Pero ¿sabrían ellos cuál era el signo que los llevaría a creer? Por eso mismo Jesús les decía que era hipócritas, y no se le iba a dar más signo que el de Jonás.
Los griegos, buscaban sabiduría, buscaban respuesta a todas las preguntas, pero en el Misterio de Dios, no tenemos todas las respuestas, pues si tuviéramos todas las respuestas todo dejaría de ser un Misterio, por eso el Señor nos ha regalado el Don de la Fe, para creer sin ver y entender, y en esa misma Fe confiar en que el Padre, en su infinita providencia, sabe por dónde hemos de ir y hacia dónde.
Así nuestra predicación está basada en un Dios que se hizo Hombre y que murió en manos de los hombres, pero que al tercer día resucitó de entre los muertos y nos ha dado una Nueva Vida, la vida de los hijos de Dios. Pero esta afirmación no alcanza a ninguno, sólo a aquellos que con corazón humilde y sencillo aceptan el Amor como prueba de fe. Pues sólo el Amor es el que nos salva y nos da la Vida Nueva. Sí, el Amor de un Dios que en su Cruz ha sido escándalo para Su Pueblo, porque no debía haber muerto así, pero han sido ellos mismos los que lo pidieron, aunque luego le pidieran que bajara de la Cruz para mostrarles que era el Hijo de Dios.
Y, para los que se dicen sabios, creer en este Dios es una locura, pues su sabiduría no alcanza para los que creen saber todo.
Y, para nosotros es fuerza, es sentido de la vida, es confianza y tantas cosas más, pues Él con su Gracia siempre llena lo que nos falta para seguir Su Camino, alcanzar Su Vida y así vivir en la Verdad.

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