"Se decían los impíos, razonando equivocadamente:
«Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso: se opone a nuestro modo de actuar, nos reprocha las faltas contra la ley y nos reprende contra la educación recibida; presume de conocer a Dios y se llama a sí mismo hijo de Dios. Es un reproche contra nuestros criterios, su sola presencia nos resulta insoportable.
Lleva una vida distinta de todos los demás y va por caminos diferentes. Nos considera moneda falsa y nos esquiva como a impuros".
Hace unos días veía una foto o un dibujo, aquí en facebook, en el que se veía una iglesia desde la puerta de entrada hacia el altar, y en lugar de haber personas sentadas habían dibujado serpientes, pues esa es la manera en que algunos ven a los que van a la Iglesia. Y, en realidad, no están mal encaminados.
Como nos cuenta el libro de la Sabiduría siempre hubo y hay y habrá personas que buscan el mal para otras, que hablan mal de otras personas, como se dice por aquí: que las ponemos verdes, porque no me gusta tal cosa, porque esto, por lo otro. Por eso, el libro de la Sabiduría los llama "impíos", personas que tienen mucha maldad en su corazón y, con lengua, hacen mucho daño a otras personas.
A veces, hay personas que tienen un corazón sensible y no pueden hacer frente a lo que dicen de ellas, o que se deprimen por escuchar tales o cuales comentarios, y eso es hacer daño a los hermanos, a los que el Señor llama a vivir junto a nosotros. Creemos, muchas veces, que lo que decimos en un pequeño grupo nunca saldrá de ese grupo, y, sin embargo, "no hay nada que escondido que no sea descubierto" y "lo que digas en secreto se escuchara" (o algo así dice la Escritura)
Por eso, el Señor, siempre nos llama a la conversión a buscar el bien y no el mal, que nuestras palabras sean siempre edificantes y no destructivas, porque, aunque a veces decimos que no queremos hacer daño, lo hacemos igualmente, pues siempre el mal vuela más rápido que el bien.
Termina el párrafo de la Sabiduría diciendo: Así discurren, pero se equivocan, pues los ciega su maldad. Desconocen los misterios de Dios, no esperan el premio de la santidad, ni creen en la recompensa de una vida intachable.
Los hijos de Dios estamos llamados a la santidad, y, por esas cosas que salen, no sólo de nuestros labios, sino de nuestro corazón ("de la abundancia del corazón hablan los labios", dice el Señor) es que nos estamos alejando del camino de la santidad, pues estamos haciendo daño a nuestros hermanos, no físicamente, pero sí espiritualmente, y eso también es Bullyng.
Tengamos cuidado con lo que decimos o hacemos a nuestros hermanos, pues eso también se lo hacemos a Jesús: "lo que hagaís a mis hermanos a Mí me lo hacéis".
viernes, 15 de marzo de 2024
No seamos impíos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.