domingo, 20 de agosto de 2023

Apreciar lo nuestro

"Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».

Los católicos, muchos de nosotros, no sabemos apreciar lo que nos brinda Dios, a través de la Iglesia, para madurar y fortalecer nuestra vida espiritual, nuestra vida de fe.
En este diálogo entre Jesús y la mujer, Él se refiere a los hijos de Israel a quienes Él ha sido enviado por el Padre para ayudarle a encontrar el Camino hacia la Vida. Y no ha venido a ayudar a otros, pues esa no era su misión. La respuesta de la mujer es muy humilde y sabia. Por un lado, acepta no ser parte del Pueblo Elegido por Dios, pero sabe que, si el Pueblo de Dios no “aprovecha” el Don de Dios, los demás pueden aprovecharlo. Y ahí, ella, demuestra la fe que tiene en Jesús, una fe que, muchos del Pueblo de Dios, no han sabido vivir.
Así nos puede suceder a nosotros, los católicos, pues en la Iglesia tenemos un cúmulo de sacramentos, de actos litúrgicos, de material de espiritualidad, de ejemplos de santos, que, me parece, que muchas veces sólo usamos el 1% de lo que tenemos, y, lo más esencial y lleno de Gracia que tenemos no lo “aprovechamos” para nuestra salvación. ¿Qué es lo que menos apreciamos o le damos importancia en nuestra vida de fe? La celebración de la Eucaristía y el Sacramento de la Reconciliación.
La Gracia que el Señor nos brinda en el Sacramento de la Reconciliación (confesión sacramental) no la tenemos por un momento fuerte en nuestras vidas. Son pocos los que llegan a confesarse y dejar en manos del Señor sus pecados, para poder tener un corazón siempre preparado para recibirlo, y recibir las Gracias que Él tiene para cada uno.
Y, sobre todo, la Eucaristía es algo que, también, tenemos en segundo plano. Eso es para los niños que toman la Primera Comunión (y muchas veces la última) porque eso es más para los mayores y las abuelas, que para los adultos que no tienen tiempo de ir a misa. Y, si en algún momento van (sobre todo en la comunión de los hijos o en algún funeral) se acercan a recibir la Eucaristía sin haber preparado el corazón con el sacramento de la reconciliación.
Sí, y así podría ir desgranando todos los sacramentos y los caminos de Gracia que tenemos en la Iglesia, pero que, hoy en día, nos pasa con los hijos de Israel que no sabemos mirar con ojos de fe. 

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