"¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?».
Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon".
Hay ciertas parábolas que parecieran que no están dichas para nosotros, como esta de la Viña arrendada. Pero sí, también está dicha para nosotros porque el Señor construyó un Nuevo Pueblo (la Iglesia) y nos la entregó para que la cultiváramos y le diéramos el fruto a Su Dueño, porque Él volvió al Padre y desde allí vela por los frutos de la Viña. Para pensar...
Pero, además, esto me hace pensar que, muchas veces, cuando escuchamos la Palabra de Dios, o escuchamos una homilía o leemos una reflexión, pensamos en qué bien le haría a tal o cual escucharlo o pensarlo o, a veces, decir: ésto lo dice por tal o cual. Es cierto que no todos se atribuyen a sí mismos la Palabra, pero tampoco es el caso de sentirnos siempre tocados, pero sí es bueno que siempre la analicemos desde nuestra propia vida.
No es que siempre el Señor se fije en lo que hacemos (que lo hace) sino que siempre tendremos algo que poder corregir, pues vivimos en el mundo y se nos van "pegando" ideas, pensamientos, frivolidades, y tantas otras cosas más que no son de Dios.
Y, en lo que más tenemos que tener cuidado es en saber que lo que más se nos puede pegar del mundo es el creernos dioses, y por eso creer que la Viña la hemos construido nosotros con el sudor de nuestra frente, y por eso no le debemos nada a nadie, ni siquiera a su Verdadero Dueño. Creemos, a veces, que no sólo somos los dueños de la Viña, sino que nos creemos el salvador de la humanidad, y por eso no hay nadie mejor que yo. Pues no, te digo que no eres ni el dueño ni el salvador, eres sólo un instrumento para hacer que los Dones de Dios lleguen a todos, pero no te creas más de lo que eres, que ya eres mucho, pero no eres ni Dios ni el Salvador de los hombres.
Por eso, cuando la Palabra nos toca nos llama a reconocer nuestra pequeñez y vivir siempre unidos al Padre, para que lo que hagamos sea por el Padre, para el Padre y con el Padre, pues así nuestra recompensa será más grande de lo que esperamos.
lunes, 5 de junio de 2023
Velar por los frutos
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