martes, 21 de octubre de 2014

Estad preparados para ver

En esta luz del nuevo día
que me concedes, oh Señor,
dami parte de alegría
y haz que consiga ser mejor.
Así nos invita el Himno de Laudes a comenzar el día: con alegría ser mejor. Pues cada día que Dios nos da es para seguir creciendo, tengamos la edad que tengamos, y seamos quienes seamos, cada día con alegría seguir creciendo en santidad. Por eso su Palabra, cada día, nos llama a la conversión, es decir, a la búsqueda de mejorar y acercarnos cada día más a una vida santa, o mejor dicho, dejar cada día que Él nos lleve de Su Mano a vivir en santidad.
Y hoy nos dice Jesús:
"-«Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas; vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame".
Estad preparados, y cuando pensaba en esta frase de Jesús se me aparecía la imagen de que vamos de camino a la Vida Eterna, y lo vamos transitando muchas veces atentos a la carretera y otras atentos a nuestros pensamientos y deseos, o sea, a nosotros mismos.. Es como cuando vamos conduciendo y nos ponemos a mirar el móvil o a arreglar la radio, a veces dejamos de mirar la carretera por estar ocupados en nuestras cosas. Y de repente se nos presenta una curva inesperada, o se nos presenta otro coche que viene en dirección opuesta, y nos obliga a alzar la mirada, poner la mirada en lo que estamos haciendo o nos salimos de la carretera con el peligro que eso conlleva.
Dios nos pide estar siempre atentos en el Camino que nos lleva al Vida, porque en cualquier momento nos muestra una curva, en cualquier momento hay una señal de peligro y no la veremos, porque vamos tan inmersos en nuestros pensamientos y nuestros problemas que no nos damos cuenta que nos está poniendo señales, que nos advierte que hay peligros delante, que nos está pidiendo que ayudemos al que está parado en la banquina, que hay un cruce de caminos y tengo que elegir cuál tomar... y tantas otras cosas más que Él nos puede y nos quiere decir... Pero... si no estamos atentos a las señales ¿cómo vamos a poder llegar?
Por eso ¡estemos atentos a la Voz del Señor! Dejemos de preocuparnos por nuestros sueños, y permitámosle al Padre que nos conduzca nuestra vida por el Camino de Sus Sueños que son los mejores que podemos vivir.

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