Eres tú mi consuelo,
tú eres el Dios que salva y da la vida;
eres todo el anhelo
de esta alma que va herida,
ansiándote sin tasa ni medida.
tú eres el Dios que salva y da la vida;
eres todo el anhelo
de esta alma que va herida,
ansiándote sin tasa ni medida.
Es hermoso el comienzo de la carta de San Pablo a los Filipenses, una carta llena de amor y gratitud. Sí, amor a una comunidad que ha sabido aceptar y compartir la Vida Nueva que Dios, por medio de Pablo, les ofrecía. Y que juntos comenzaron y a vivir, y que con Dios comenzaron a predicar. San Pablo les dice en un momento de la carta:
"Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores".
¿Por qué el amor nos hace apreciar los valores? No podía comprender qué tenía que ver una cosa con la otra, porque uno lógicamente piensa que es por la inteligencia que uno aprende a valorar, porque discierne, porque reflexiona, y así puede valorar o no algo o a alguien.
Pero así pensando llegué a la conclusión que es el amor el que nos hace valorar más y más algo que, quizás, para otros no tenga valor. Sólo el amor puede ver el brillo de algo que está oculto, sólo el amor puede hacer que veamos el interior de alguien y podamos amar por que se ES y no por lo que se TIENE, porque, como dice el refrán: "no todo lo que brilla es oro", pero siguiendo un poco "no siempre se ve el brillo del oro oculto en el corazón".
Por eso, cuando más amamos más podemos valorar lo que está oculto, porque lo que está oculto nos habla de Dios, lo que está oculto nos habla de amor. Y sólo el amor es capaz de dar brillo a aquellos que lo han perdido.
Y en esto de dar brillo me viene a la cabeza una frase que se usa, por lo menos aquí en España: "he repasado la vida de fulanito...", se dice.
Al principio cuando llegué al país no entendía lo que significaba, pues para mí repasar era quitar el polvo de algo y dejarlo más limpio. Pero no era eso, aquí repasar la vida era criticar a alguien, chusmear en otras palabras. O sea, no le daban brillo a la persona sino que se la ensuciaba un poco más.
Pero si amamos, si crecemos en el amor repasaremos al vida de los demás para darle brillo. Nos animaremos a no usar nuestra lengua como espada afilada, sino como paño de amor que limpia y da brillo, para que cada uno tenga más brillo y seamos capaces de amar y ensalzar a nuestros hermanos, aunque a muchos no les parezca.
Por eso, pidamos crecer en amor para poder apreciar los valores que Dios ha puesto en cada corazón, en cada persona, en mí y en tí, y en todos nuestros hermanos.
"Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores".
¿Por qué el amor nos hace apreciar los valores? No podía comprender qué tenía que ver una cosa con la otra, porque uno lógicamente piensa que es por la inteligencia que uno aprende a valorar, porque discierne, porque reflexiona, y así puede valorar o no algo o a alguien.
Pero así pensando llegué a la conclusión que es el amor el que nos hace valorar más y más algo que, quizás, para otros no tenga valor. Sólo el amor puede ver el brillo de algo que está oculto, sólo el amor puede hacer que veamos el interior de alguien y podamos amar por que se ES y no por lo que se TIENE, porque, como dice el refrán: "no todo lo que brilla es oro", pero siguiendo un poco "no siempre se ve el brillo del oro oculto en el corazón".
Por eso, cuando más amamos más podemos valorar lo que está oculto, porque lo que está oculto nos habla de Dios, lo que está oculto nos habla de amor. Y sólo el amor es capaz de dar brillo a aquellos que lo han perdido.
Y en esto de dar brillo me viene a la cabeza una frase que se usa, por lo menos aquí en España: "he repasado la vida de fulanito...", se dice.
Al principio cuando llegué al país no entendía lo que significaba, pues para mí repasar era quitar el polvo de algo y dejarlo más limpio. Pero no era eso, aquí repasar la vida era criticar a alguien, chusmear en otras palabras. O sea, no le daban brillo a la persona sino que se la ensuciaba un poco más.
Pero si amamos, si crecemos en el amor repasaremos al vida de los demás para darle brillo. Nos animaremos a no usar nuestra lengua como espada afilada, sino como paño de amor que limpia y da brillo, para que cada uno tenga más brillo y seamos capaces de amar y ensalzar a nuestros hermanos, aunque a muchos no les parezca.
Por eso, pidamos crecer en amor para poder apreciar los valores que Dios ha puesto en cada corazón, en cada persona, en mí y en tí, y en todos nuestros hermanos.